(76) EL PAPEL DE LA EPIDEMIOLOGÍA EN EL EMPRENDIMIENTO EMPRESARIAL / Alejandro Vargas Gutiérrez

. 3 de mayo de 2011
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Feria de Proyecto Productivo en área rural de Leticia, Colombia, 2010.
Foto: Escandón S. © 
Recuerdo muy bien la tarde en que un grupo de expertos de la OPS en Colombia, debatía un tema relacionado con las enfermedades prevalentes en la infancia, a la que asistí en calidad de invitado, pues venía de coordinar un proyecto para la atención de niñas y niños en situación de desplazamiento en el Urabá Antioqueño y se esperaba que con mis ideas aportara alguna claridad sobre la cruda realidad del desplazamiento y su negativo impacto en la salud infantil.  Durante el extenso debate, pediatras, salubristas y epidemiólogos presentaron sus puntos de vista sobre los temas más complejos y prioritarios en salud infantil del país. Sin duda, la mayor claridad la documentó el Dr. Roberto Capote, un cubano de pura cepa que con su claridad y solidez argumentativa, basados en años de experiencia y estudio, convencieron a los demás asistentes de los puntos que debían quedar priorizados para el Ministerio de Salud desde la óptica de la OPS en aquel entonces.

Pocos años después, en la ciudad de Montevideo (Uruguay), asistí nuevamente a un debate similar, pero esta vez relacionado con las prioridades que el Centro Latinoamericano de Perinatología (CLAP/OPS-OMS) debía definir sobre sus recursos en materia de investigación. El tema global era la salud materno perinatal de Las Américas y fue en esta ocasión que el Brasilero Fernando Barros, Pediatra y Epidemiólogo con nivel doctoral, ocupó las veces del Dr. Capote. Con seguridad, tacto y excelentes argumentos científicos, esgrimió el norte que se le debían adjudicar a los recursos de investigación para este importante centro.

Ambos, Capote y Barros, conocían muy bien el secreto de una buena planificación en salud: las prioridades epidemiológicas. Cuando me entrevistaba con ellos y con otros expertos de Cuba, Brasil, Uruguay y Argentina, siempre se me explicaba la complejidad de los problemas de salud en todo el mundo, la limitación de los recursos por parte de los gobiernos y las entidades privadas, así como la necesidad de priorizar los asuntos más graves, pues de lo contrario, el impacto de las intervenciones sería mínimo. Por cierto, como denominador común aparecían en estas agradables discusiones los criterios de Hannon de la OPS (frecuencia, gravedad y vulnerabilidad del fenómeno).

Años después, durante mi carrera de epidemiólogo he utilizado ejemplos de rutina para explicarle a un Alcalde, a un Secretario de Salud, a Gerentes hospitalarios  y hasta un Gobernador en Colombia, que sólo priorizando los temas de salud pública se alcanzará un buen impacto epidemiológico y que sus ideas para invertir recursos económicos y humanos en la prevención de malformaciones congénitas o en campañas para reducir el suicidio en adultos, o en conferencias sobre el embarazo en adolescentes es menos costo-efectivo que invertir en la prevención de accidentes de tránsito, el infarto agudo al miocardio, el cáncer de cuello uterino o la desnutrición infantil, eventos que son a todas luces más frecuentes, más graves y más intervenibles desde una Secretaría de Salud o desde un Hospital local.

En todos los municipios se conoce el papel que tiene la epidemiología en la salud pública, es una herramienta fundamental para seleccionar los problemas y las zonas de alto riesgo a intervenir en un periodo de tiempo. Sabemos que un buen sistema de vigilancia epidemiológica debe ser oportuno, fiel a la verdad y preferiblemente georreferenciado. Sin embargo, en nuestros municipios Latinoamericanos apenas hace algunos años estamos procesando la información epidemiológica con calidad, oportunidad y mapas que permitan evaluar las intervenciones. Poco a poco, los municipios ya reconocen sus perfiles de morbilidad y mortalidad, comparan sus tasas de prevalencia con municipios similares e incluyen mapas en tiempo real que alertan sobre brotes y epidemias a manera de sala situacional. Como ejemplo de estos avances se puede poner el municipio de Envigado en Colombia, que lleva más de cinco años con un sólido registro epidemiológico, mapas de riesgo actualizados y una focalización de sus recursos humanos y económicos en temas de alta prevalencia y gravedad.

Sin embargo, en mis años de trabajo con las comunidades campesinas, he confirmado lo que autores de muchas disciplinas nos han explicado años atrás: casi siempre la pobreza, los bajos niveles educativos y la falta de oportunidades laborales están relacionados directamente con la alta tasa de morbilidad y mortalidad. Por ello, en mis prácticas actuales como epidemiólogo, estoy involucrando variables relacionadas con la pobreza y el desarrollo social al modelo de vigilancia epidemiológica. Es decir, utilizo la epidemiología como una herramienta social para ubicar las zonas que más necesitan de programas educativos, de planes de convivencia, de emprendimiento empresarial y de protección al medio ambiente. No basta con identificar por ejemplo, las zonas de mayor prevalencia de cáncer de cuello uterino y llevar una campaña de toma de citología cervico-uterina con entrega oportuna del resultado y conexión de las pacientes a una colposcopia-biopsia. Es necesario que después de identificar estas zonas de alta prevalencia de cáncer en la mujer, un equipo de La Alcaldía y la empresa privada se desplace a la zona y adelante con esas mujeres (positivas o no para la citología), una capacitación masiva en liderazgo, en cooperativismo, en emprendimiento empresarial y en elaboración de proyectos productivos. Con seguridad en esta misma zona, se hace necesario incrementar el nivel educativo de las niñas y la reducción del porcentaje de repitencia escolar.

En el municipio de Girardota, en Colombia, ya sabemos muy bien donde se presentan más casos de mortalidad perinatal e infantil y conocemos las veredas con más casos de morbilidad obstétrica severa. Son también (no es mera casualidad), las zonas de mayor prevalencia de embarazo en adolescentes, mayores niveles de pobreza, más distancia geográfica a la zona urbana y las regiones del municipio con más deuda social acumulada. Por ello, el proyecto de maternidad saludable que adelantamos con La Alcaldía y el Hospital Local (La ESE Hospital San Rafael), incluye un ciclo de conferencias a las gestantes para mejorar su autoestima, su empoderamiento comunitario, su liderazgo, su nivel educativo y sus conocimientos en emprendimiento empresarial. Sólo así, el círculo eterno de pobreza, enfermedad y muerte será cerrado y la epidemiología avanzará a una nueva etapa: la etapa de la focalización de zonas de riesgo con intervenciones multidisciplinarias desde el sector público y privado que garantice un verdadero impacto epidemiológico.

Añadir variables a un sistema de vigilancia epidemiológico municipal que contenga ítems relacionados con la cobertura y el nivel educativo, la calidad de las viviendas, del agua, del aire, de los servicios públicos, de las vías de acceso a centros de salud y otras relacionadas con ofertas de empleo y emprendimiento, puede generar dudas y dificultades técnicas en un principio. Sin embargo, un buen epidemiólogo, es decir, el epidemiólogo y el salubrista que esperan las gentes del Siglo XXI, debe estar en capacidad de integrar información compleja proveniente del sistema de salud y de los otros sistemas externos (educación, ambiente, vías, emprendimiento, etc), con el fin de orientar las intervenciones comunitarias que sean más integrales y costo-efectivas. De lo contrario, nos limitaremos a resolver temas de morbilidad y mortalidad con profesionales del sector salud que solos no garantizarán bienestar ni calidad de vida y sólo servirán de “analgésico” de transitorio a los problemas estructurales que afectan el proceso salud-enfermedad.

Hagamos el intento, empecemos a recopilar mayor información, analicemos las mejores intervenciones y desarrollemos el emprendimiento empresarial de nuestros municipios en aquellas zonas donde la enfermedad es más grave y frecuente. Con seguridad, los resultados serán más impactantes en desarrollo social sostenible, en calidad de vida y claro está, en la salud colectiva.

Lecturas recomendadas:
  • Bergonzoli, G: "La epidemiología y la planificación local: medidas para la evaluación del impacto potencial, OPS/OMS, 2005, disponible en: http://bit.ly/epiplan - consultado el 03/05/2011
  • González-P, E. et. al.: "Definición de prioridades para las intervenciones de salud en el Sistema de Protección Social de Salud en México", Revista Salud Pública de México, ISSN 0036-3634, Vol. 49, Nº. Extra 1, 2007 , págs. 37-52, disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2264886 - consultado el 03/05/2011

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