(36) LA ESTRATEGIA "VIVIENDA SALUDABLE" EN EL DESARROLLO Y LA PREVENCION DE DESASTRES / Rodrigo Restrepo G

. 25 de agosto de 2008
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“La teoría en sí misma no transforma el mundo. Puede contribuir
para su transformación, pero para eso tiene que salir de sí misma y tiene que
ser asimilada por aquellos que van a causar con sus acciones reales y efectivas
esa transformación”.
Paulo Freire

Los científicos y expertos en el clima y el medio ambiente explican la situación actual de cambio climático en el calentamiento global, la deforestación, las manchas solares; otros lanzan teorías de oscurecimiento global, entre otros… Yo he preferido sumarme a la definición “romántica”: El planeta está enfermo. Y esta enfermedad es la consecuencia de los actos de sus habitantes del género humano y de la falta de concreciones y concertaciones de los gobernantes y tomadores de decisiones. En el mejor de los casos, a pesar de los acuerdos, muchas veces se quedan en intenciones o buenos propósitos y no se pasa a la acción ni al cumplimiento de los compromisos.

Pero así como los seres humanos somos capaces de causarle enfermedad al planeta, por causa de nuestros actos y muchas veces sin proponérnoslo, también podemos auto inflingirnos daño a nuestra integridad, sin proponérnoslo, muchas veces debido a falta de conocimiento o conjugado con la falta de políticas o de la implementación de estrategias de prevención costo-efectivamente probadas.

Nuestros abuelos y padres siempre nos han dicho que muchos de los problemas sociales tienen su origen en el hogar. La educación básica, la urbanidad, los valores como el respeto, la responsabilidad, entro otros, se aprenden en la unidad primaria de la sociedad: la familia. Es en el hogar donde se aprende a caminar, a correr, a hablar, a leer, a amar…

Se puede decir que, como finalidad, la vivienda es el ente facilitador del cumplimiento de un conjunto de funciones específicas para el individuo y la familia: proveer abrigo ante el intemperismo, garantizar la seguridad y protección, facilitar el descanso, implementar el almacenamiento, procesamiento y consumo de alimentos; suministrar los recursos para la higiene personal, doméstica y el saneamiento; favorecer la convalecencia de los enfermos, la atención de los ancianos y minusválidos, el desenvolvimiento de la vida del niño y promover el desarrollo equilibrado de la vida familiar.

En la vivienda se reune una agenda social, dada en la familia; una agenda económica, representada por los medios de vida y subsistencia; una agenda cultural, en las tradiciones y usanzas; y una agenda ambiental, en el contexto físico de su desenvolvimiento. En el ambiente de la vivienda una persona promedio se sumerge al menos el 50% de su tiempo, cuando sólo dedica un 33% del mismo a la función laboral o docente y un 17% a otros ámbitos. ¿Y cómo debe ser esa vivienda para quienes la ocupan? Al menos, debe brindar un mínimo de seguridad, en el sentido integral de este adjetivo. Ello implica que la vivienda debe garantizar la conservación de procesos de autoprotección y de salud y de prevención de enfermedades y de accidentes. Debe ser saludable.

La vivienda saludable alude a un espacio que promueve la salud de sus moradores. Este espacio incluye: la casa, que es el refugio físico donde reside un individuo; el hogar, es decir el grupo de individuos que vive bajo un mismo techo; el entorno, que incluye el ambiente físico y el psicosocial inmediatamente exterior a la casa; y la comunidad o grupo de individuos identificados como vecinos por los residentes. Una vivienda saludable carece o presenta factores de riesgo controlados y prevenibles.

La Estrategia "Hacia una Vivienda Saludable" se sustenta entonces en la intervención constructiva-educativa de las diferentes variables mencionadas, en especial el entorno físico de la vivienda, el entorno peridomiciliar, el entorno ambiental, el fortalecimiento de la organización comunitaria con el empoderamiento de sus líderes y nuevos líderes y la conservación de acciones de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad, incluyendo la prevención de accidentes y de preparativos para situaciones de desastres.

La evolución que ha tenido la interpretación del concepto salud-enfermedad ha pasado por diferentes etapas, que van desde los mágico y mítico, hasta la especificidad de la clasificación de las enfermedades en transmisibles y no transmisibles. Y ante este panorama, la respuesta del sector salud no es otra diferente a la de la implementación de estrategias encaminadas a intervenir los diferentes factores determinantes de las enfermedades transmisibles y no transmisibles, sin descuidar que existen acciones básicas de promoción de la salud que impactan en diferente intensidad sobre los diferentes determinantes proximales y distales de la salud, en especial sobre los determinantes sociales, para la conservación de conductas saludables, comenzando desde la misma vivienda.

Pero hay que ver hasta qué grado se puede considerar a la vivienda como un determinante de la salud. En particular, la precariedad de la vivienda de interés social en los países de América Latina y el Caribe (ALC) puede estar afectando la salud de millones de personas. La falta de higiene y de condiciones sanitarias, la falta de espacios mínimos adecuados para la pareja, niños y personas con discapacidad, el diseño urbano inadecuado, el hacinamiento, el ruido, la humedad, el plomo, el monóxido de carbono, las partículas, los compuestos orgánicos volátiles, el radón y los desastres naturales, son algunos de los peligros para la salud a los que se está expuesto en la vivienda (Foster HD, 1992 ).

Son diferentes las enfermedades que se pueden adquirir en el seno de una vivienda. Van desde las Gastrointestinales (diarreas, parasitismo), las afecciones e infecciones respiratorias, las enfermedades de transmisión vectorial (dengue, paludismo), las enfermedades emergentes (concentraciones, hacinamiento), la Violencia intrafamiliar (promiscuidad, stress), los accidentes y la vulnerabilidad a los desastres naturales.

Se hace necesario que en las políticas de destinación de recursos para programas de vivienda de interés social primen la calidad y los aspectos sociales sobre los financieros. Se conserven las normas de construccion sismoresistente. Se adopten tecnologías apropiadas en agua y saneamiento que no atenten contra la seguridad y la economía de las familias. Se cumplan normas de ordenamiento territorial para evitar asentamientos en zonas de riesgo o la reconstrucción de vulnerabilidades cuando de apoyo a damnificados se trate.

Se debe concebir la vivienda como un agente de la salud de sus moradores. En consonancia con el aforismo de que todo comienza por el hogar, es la vivienda en su concepto integral esa herramienta que no debe ser el generador de muchos de los problemas sociales, sino que por el contrario, facilita los procesos de formación – aprendizaje – formación, en especial en el campo de la salud, pero no exclusivamente es este aspecto. Implica un enfoque sociológico y técnico de enfrentamiento a los factores de riesgo y de promoción de una orientación apropiada para la ubicación, edificación, habilitación, adaptación, manejo, uso y mantenimiento de la vivienda y de su entorno.

La importancia de este concepto de ambientes y entornos saludables radica en que incorpora saneamiento básico, espacios físicos limpios y estructuralmente adecuados, y redes de apoyo para lograr ámbitos psicosociales sanos y seguros, exentos de violencia (abuso físico, verbal y emocional). Recordemos que la carencia y las deficiencias en la vivienda, y la falta de saneamiento constituyen un determinante reiterado del exceso de morbi-mortalidad por enfermedades transmisibles y de violencia intrafamiliar, y una característica sistemáticamente vinculada a los niveles de pobreza, el rezago socioeconómico y la inequidad.

Finalmente, estoy convencido que en las adversidades es donde muchas veces se encuentra la oportunidad del desarrollo; sin embargo, no es necesario esperar a que la adversidad nos toque para iniciar los procesos de desarrollo y de inversión social que son urgentes aplicar, máxime cuando en las adversidades ocasionadas por la fuerza de la naturaleza está en juego la vida.

Lecturas recomendadas:

  • Programa de Entornos y Ambientes Saludables – Ministerio de la Protección Social, Colombia, disponible aquí, consultado en agosto de 2008.

  • Condiciones Físicas y Ambientales de las Viviendas de las Familias Desplazadas, disponible aquí, consultado en agosto de 2008.

  • Crónicas de Desastres – Terremotos en El Salvador, 2001. Reconstrucción de viviendas a damnificados aplicando la estrategia vivienda saludable, OPS/OMS, disponible aquí, consultado en agosto de 2008.

  • Biblioteca Virtual de Desarrollo Sostenible y Salud Ambiental – BVSDE, CEPIS – OPS/OMS, Disponible aquí, consultado en agosto de 2008.

  • Sánchez M, Piedad: “Hacia una Vivienda Saludable”, Estrategia Integradora que permite Cambios de Actitudes Favorables para el Mejoramiento de la Salud de las Comunidades, experiencia en el departamento de Córdoba – Colombia, marzo, 2005, disponible aquí, consultado en agosto de 2008.
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