(75) MITOS Y REALIDADES DE LAS VACUNAS / Rodrigo Restrepo G

. 19 de abril de 2011
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La Semana de Vacunación de las Américas es una estrategia diseñada para incrementar las coberturas de los programas regulares de vacunación y apoyar la cultura del autocuidado, entendiéndose no sólo como un deber sino también como el derecho que tenemos los seres humanos de acceder a las acciones específicas de prevención de las enfermedades para las cuales se cuenta con desarrollos tecnológicos de prevención mediante la inmunización o vacunación.

El Lema para la jornada de este año 2011, a desarrollarse del 23 al 30 de abril, es: "Vacuna a tu familia, protege a tu comunidad", el cual tiene un mensaje importante de responsabilidad no sólo individual y familiar, sino que trasciende al derecho constitucional del cuidado de la salud comunitaria. Todos somos responsables de todos. Las enfermedades no tienen fronteras de países, de departamentos, de municipios, de comunas, de barrios... Debemos cuidar a nuestras familias y velar porque nuestros vecinos también cuiden de su salud y la de sus vecinos.

Con ocasión de los temores del colectivo ciudadano y de la desinformación de la cual se aprovechan los inescrupulosos de la Web, se han generado una serie de mitos alrededor de las vacunas que, aunque no se crea, le hacen daño a los programas de vacunación de los países, con la consecuente disminución de las coberturas y el incremento de niños y adultos susceptibles de padecer enfermedades graves que se pueden evitar con la vacunación. Anexo aquí diez de esos mitos, obtenidos de la Web de la Organización Mundial de la Salud:

"Mito 1. Mejores condiciones de higiene y saneamiento harán que las enfermedades desaparezcan – las vacunas no son necesarias.
Realidad. Las enfermedades contra las cuales se dispone de vacunas reemergen si se detienen los programas de vacunación.
Aunque se conserven mejores condiciones de higiene, el lavado de manos y el consumo de agua limpia pueden proteger a las personas contra enfermedades tales como la gripa y el cólera, la mayoría de los virus se propagan sin importar que tan limpios seamos. Si la gente no se vacuna, reemergerán rápidamente las llamadas viejas enfermedades, como el sarampión, por ejemplo.

Mito 2. La mayoría de las personas que contraen enfermedades prevenibles por vacunación están realmente vacunados.
Realidad. La mayor parte de las personas que han tenido una enfermedad inmuno-prevenible no estaban vacunadas.
Debido a la complejidad del sistema inmune en los humanos, ninguna vacuna ofrece el 100% de protección, pero este mito persistente también se basa en el hecho de que el estado real de inmunización no siempre es registrado de manera correcta y que los números pueden estar manipulados. Más del 90% de los casos de sarampión reportados en 2009 habían recibido menos de las dos dosis recomendadas de la vacuna contra el sarampión.

Mito 3. Las vacunas producen varios daños y efectos secundarios a largo plazo que son todavía desconocidos. La vacunación puede incluso ser fatal.
Realidad. Las vacunas producen efectos secundarios, pero ninguno de ellos son tan severos como las propias enfermedades.
Todos los tratamientos médicos, incluyendo la vacunación, pueden tener efectos secundarios. Pero el dolor, la fiebre leve y los muy raros efectos secundarios graves deben compararse con las consecuencias de sufrir una enfermedad inmuno-prevenible. En el caso de la poliomielitis, estas consecuencias pueden incluir la parálisis; el sarampión puede causar encefalitis y ceguera; y las enfermedades inmuno-prevenibles pueden incluso ocasionar la muerte.

Mito 4. Las vacunas combinadas contra la difteria, el tétanos, la tos ferina y la vacuna contra la poliomielitis causan el síndrome de muerte súbita del lactante.
Realidad. No existe una correlación documentada entre las vacunas y el síndrome de muerte súbita del lactante.
Estas vacunas se aplican en un momento en el que los bebés pueden sufrir el síndrome de muerte súbita (SIDS, por sus siglas en inglés - sudden infant death syndrome), pero no hay una correlación documentada. Sin embargo, estas cuatro enfermedades son potencialmente mortales y los bebés que no están vacunados contra ellas corren un grave riesgo.

Mito 5. Como las enfermedades inmuno-prevenibles están casi erradicadas en América, no hay ninguna razón para ser vacunado.
Realidad. Las enfermedades inmuno-prevenibles todavía existen en América.
Como quiera que la proporción de personas vacunadas está por debajo del 95% en muchos países de América, estas enfermedades pueden rápidamente reemerger en los países en donde eran ya infrecuentes.
En Europa occidental, por ejemplo, desde el 2005 se han presentado brotes de sarampión en Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Suiza y Gran Bretaña. En 2009, más del 82% de los casos de sarampión se presentaron en la parte occidental de Europa.

Mito 6. Las enfermedades inmuno-prevenibles de la infancia son solo un hecho desafortunado de la vida.
Realidad. Las enfermedades de la infancia son graves y pueden conducir a complicaciones severas tanto en niños como en adultos.
Enfermedades como el sarampión, las paperas y la rubeola son llamadas enfermedades de la infancia porque usualmente afectan a los niños. Ellas no son inofensivas y pueden llevar a complicaciones graves, incluyendo el síndrome de rubeola congénita para el caso de la rubeola, y la muerte.

Mito 7. Darle a un niño más de una vacuna a la vez puede aumentar el riesgo de efectos secundarios nocivos que pueden sobrecargar el sistema inmunológico del niño.
Realidad. El sistema inmunológico de un niño maneja varios cientos de cuerpos extraños cada día y puede manejar fácilmente las múltiples vacunas administradas en un mismo tiempo.
Los anticuerpos son proteínas diseñadas para reconocer invasiones nocivas. Los antígenos/anticuerpos a los que se expone un niño a través de los regímenes vacunales son insignificantes en comparación con los que está expuesto un niño todos los días o cuando tiene un simple resfriado o dolor de garganta.

Mito 8. La gripa o influenza es sólo una molestia.
Realidad. La influenza o gripa es una seria enfermedad que mata varios cientos de miles de personas en el mundo cada año.
La enfermedad es extremadamente peligrosa para los niños pequeños, para las personas mayores con quebrantos de salud y para cualquiera que con una enfermedad pulmonar y/o cardiovascular. Además, las personas sin protección pueden ser transmisoras de un virus a los grupos a riesgo, tales como los pacientes hospitalizados o los residentes de hogares para ancianos, donde incluso puede llevarlos a la muerte.

Mito 9. La vacuna contra la influenza o gripa no es muy efectiva.
Realidad. La vacuna contra la gripa o influenza protege al 70% de las personas vacunadas.
A pesar de las vacunas, la gripa hace que mucha gente no vaya al trabajo o a la escuela, lo cual puede llevar a la creencia de que la vacuna no es muy efectiva. De hecho, una amplia gama de virus pueden causar síntomas similares a los de la gripa, que llevan a la gente a pensar que tenían gripa. Adicionalmente, numerosas cepas de influenza circulan durante cada temporada de gripa y la vacuna sólo ofrece inmunidad para las tres cepas más prevalentes.

Mito 10. Es mejor ser inmunizado con la enfermedad que a través de la vacunación.
Realidad. Las vacunas proveen al sistema inmune el conocimiento suficiente para combatir a un virus invasor y pueden prevenir graves complicaciones y la muerte.
Las enfermedades proveen al sistema inmune información más detallada que las vacunas. El sistema inmune necesita solamente cierta cantidad de información para reconocer a un organismo invasor, sin embargo, las vacunas son completamente capaces de proveer esta información para asegurar inmunidad a largo plazo".


Traducción libre y adaptación: Rodrigo Restrepo González 
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(74) LECCIONES APRENDIDAS DE LOS DESASTRES EN EL SECTOR DE LA SALUD / Rodrigo Restrepo G

. 1 de abril de 2011
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Un evento adverso de tipo desastre genera toda una serie de trastornos en la habitualidad de las comunidades, desde las víctimas, afectados y muertos por causa directa de la magnitud del evento, hasta las disrupciones sociales, pérdidas materiales, daños ambientales, económicos y de servicios básicos, entre otros.

El sector de la salud tiene un rol importante en la respuesta inmediata y a posteriori del desastre, pues no solamente se limita a la atención de los heridos y afectados psicosociales del desastre sino que tiene en su haber la garantía de la continuidad de estos servicios, a su máxima capacidad; la evaluación de daños y pronta rehabilitación y reconstrucción de las afectaciones en la prestación de los servicios; el estado sanitario de los alojamientos temporales en lo relacionado con el saneamiento básico; la garantía de que las comunidades afectadas reciban agua segura y en las cantidades apropiadas, así como el balance nutricional adecuado; y la vigilancia de la salud comunitaria para que los sobrevivientes no sean afectados por brotes o epidemias secundarias a los efectos del desastre, al daño ambiental o a la falta de conservación de hábitos saludables.

De manera transversal a todas estas responsabilidades está el tema de la organización previa (preparativos), la coordinación y el manejo adecuado de la información, lo cual se constituye e un factor clave de éxito en el buen desempeño del sector de la salud en la respuesta a los eventos adversos.

Cada desastre representa un reto al sector de la salud en la medida en que permite el ejercicio de los preparativos, de los planes de emergencia y de contingencia, por lo que es siempre pertinente la realización de un ejercicio de evaluación, después de un tiempo prudencial, a fin de identificar las lecciones que ha podido dejar la adversidad y tomar los correctivos necesarios para evitar la repetición de aquellos aspectos que requieren ser mejorados.

A finales del año anterior, con el apoyo de Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional -ASDI, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo -AECID y la Organización Panamericana de la Salud -OPS/OMS, se terminó de producir el video que a continuación les comparto, el cual hace referencia a las lecciones aprendidas en el sector de la salud frente al terremoto del 15 de agosto de 2007 que afectó tres bastas zonas del Perú. Igualmente, a finales del año anterior la OPS/OMS publicó el documento "El terremoto y tsunami del 27 de febrero en Chile: crónica y lecciones aprendidas en el sector salud", en cuyo contenido no sólo describe aquellos aspectos relacionados con el impacto del desastre del 2010 en ese país, sino que expone las lecciones aprendidas en el sector de la salud frente a sus procesos de gestión del riesgo, en especial en lo relacionado con sus infraestructuras, sus preparativos, la organización de la prestación de los servicios, la vigilancia epidemiológica de la salud comunitaria, entre otros.

Evaluar o autoevalar el desempeño del sector de la salud frente a un evento adverso es también un componente ineludible y de mucho valor en la gestión del riesgo frente a desastres.