(68) QUÉ HACER DESPUÉS DE LAS INUNDACIONES DESDE EL SECTOR DE LA SALUD / Rodrigo Restrepo G

. 22 de diciembre de 2010
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No es necesario contextualizar, pues los medios han sido lo suficientemente amplios en la información relacionada con los efectos de la temporada invernal en Colombia al finalizar el 2010. Basta con decir que, al momento de esta publicación, han sido 28 de los 32 departamentos las entidades territoriales afectadas, en su mayoría por inundaciones y otro número importante afectados por deslizamientos, lo cual ha provocado desplazamiento masivo de las poblaciones.

Es difícil prever desde el punto de vista de la gestión del riesgo si estos efectos se hubiesen podido prevenir; no obstante, para algunos de ellos probablemente la respuesta sea afirmativa. Pero lo que sigue va en tres sentidos, debidamente precedidos de procesos de evaluación de daños y análisis de necesidades mediante equipos multidisciplinarios de respuesta inmediata.

El primero de ellos tiene que ver con la respuesta inmediata a la adversidad, con ayuda humanitaria de emergencia, representada en techo, abrigo, alimentación, agua y saneamiento y atención integral en salud. Para todas estas variables existen estándares mínimos humanitarios, a fin de que dichas respuestas no sean inferiores a las necesidades. El sector de la salud actuará en este período contribuyendo con la conservación de los aspectos sanitarios pertinentes para los alojamientos temporales, en especial en lo relacionado con la reducción del hacinamiento, la disposición adecuada de desecho sólidos, líquidos y excretas; la calidad del agua de consumo humano; el adecuado almacenamiento y manipulación de los alimentos y la disposición de servicios de atención en salud, no sólo de la enfermedad física, mental o psicosocial sino de los programas de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad.

En una segunda fase se debe actuar en dos sentidos: la rehabilitación de los servicios vitales que son necesarios para la subsistencia de los seres afectados por el evento adverso: energía eléctrica, vías de comunicación, medios de comunicación (telefonía, Internet), fuentes de energía (gas, combustible), acueducto y alcantarillado. Por otra parte, en lo que al sector de la salud se refiere, se deben establecer procesos de rehabilitación de los servicios básicos de salud que hayan sido afectados por la catástrofe, en especial los servicios de urgencias y toda la red de respuesta asociada (laboratorios, quirófanos, servicios farmacéuticos, entre otros).

Un segundo aspecto en esta segunda fase es el de la reconstrucción. Para el caso de inundaciones, muchas comunidades retornarán a sus viviendas una vez las aguas vuelvan a sus cauces. Es aquí donde se requerirán mayores recursos económicos de apoyo, especialmente para evitar la reconstrucción de vulnerabilidades. En salud, obviamente que el reforzamiento estructural, no estructural y funcional de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud será la línea a seguir.

Para las autoridades sanitarias, tanto durante la fase de respuesta como en la de rehabilitación-reconstrucción, se debe fortalecer el sistema de información y de vigilancia epidemiológica para mantener el seguimiento de aquellas enfermedades trazadoras según el tipo y magnitud del evento adverso. Incluir aquí la implementación de la vigilancia epidemiológica de base comunitaria.

Y la tercera fase no es otra que la de la preparación para el próximo evento adverso. No es para descansar sino para evaluar lo sucedido, identificar las necesidades de fortalecimiento institucional, de los planes hospitalarios para emergencias, de todos aquellos aspectos que requieren capacitación, replanteamientos funcionales y pruebas mediante simulaciones y simulacros.

Esta tercera fase es inevitable. No se puede omitir. Es la manera en que las comunidades y las instituciones demuestran que la adversidad es la oportunidad para el desarrollo. Aquí se incluyen las obras de mitigación necesarias para que, si se repitiese el fenómeno natural que originó el desastre, los daños no se vuelvan a presentar, o si se presentan, sean del menor impacto posible sobre las comunidades.



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(67) CÓMO PROTEGER LOS LOGROS DE LOS PROYECTOS DE SALUD PÚBLICA / Rodrigo Restrepo G

. 15 de diciembre de 2010
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El tema de la protección de los logros obtenidos en el sector de la salud surge de los lineamientos de la Organización Panamericana de la Salud, cuando se estableció el marco común de la cooperación técnica para las Américas durante un proceso de transformación institucional iniciado en 2003. Esto fue reafirmado en el segundo mandato de la Dra. Mirta Roses, quien en su discurso de posesión mencionó los derroteros de la agenda y el plan estratégico para la Región de las Américas, dirigido en tres dimensiones: “Completar la agenda inconclusa, proteger los logros alcanzados y responder a los nuevos desafíos…” (1).

El sentido de estos lineamientos es el de cerrar la agenda inconclusa frente a la reducción o eliminación de enfermedades como la rabia, el VIH-SIDA o la problemática de la mortalidad materna e infantil (La salud en los ODM); proteger logros alcanzados, como en el Programa Ampliado de Inmunizaciones, la erradicación de la poliomielitis, la eliminación del sarampión y la rubeola, el mantenimiento de los sistemas de vigilancia e información en salud, entre otros. Y afrontar los nuevos retos se refiere a las problemáticas de la epidemiología social en virtud de las nuevas situaciones de la salud, siendo capaces a anticiparse a ellas, tales como los brotes epidémicos [SARS, Influenza A (H1N1/09), cólera (Haití 2010)], los trastornos psicosociales de las emergencias humanitarias, entre otros (2).

Es perentorio, casi un mandato, en especial en el contexto de crisis económica mundial, de inequidad y de cambio climático, esta triple dimensión de la agenda de la OPS/OMS para el período 2008-2017. Son tres círculos básicos pero entrelazados. Si cerramos la agenda inconclusa y no la amarramos a estrategias de protección de logros se corre el riesgo del retroceso nefasto en un corto plazo real.

Cómo proteger los logros es la pregunta del millón. Apenas se ha hablado de recursos económicos, lo cual es cierto, pues reducir o anular rubros o incluso no crear rubros nuevos son el mayor error en salud pública (3). Pero esta no es la única variable sobre la cual hay que trabajar la protección de logros en salud. Se deben identificar otras variables y construir indicadores de protección de logros los cuales deben estar incluidos en todos aquellos proyectos formulados para precisamente alcanzar dichos logros.

Intentemos detallar al menos tres de estas variables.

Voluntad política: ¿Qué es la voluntad política? Pienso que es la columna vertebral sobre la cual se deben construir los proyectos de inversión en salud. La voluntad política no es solamente el deseo aprobatorio que uno espera escuchar de una autoridad sanitaria o de un mandatario local o nacional. La debemos medir por la presencia de cuatro componentes poderosos:

  • Políticas públicas: Si no hay políticas públicas en salud frente a una problemática no hay soluciones. La voluntad política se mide en la medida en que dichas autoridades identifican y emiten órdenes encaminadas a la formulación de los actos administrativos pertinentes para la adopción de una estrategia o programa.
  • Programas: Debe existir una estructura mínima, debidamente organizada, mediante la cual se establece la línea de base de la problemática de salud pública, los escenarios probables si no se interviene, y los objetivos, metas, estrategias, actividades e indicadores con los cuales se va a combatir dicha problemática. Este programa debe tener una persona responsable, técnica y administrativamente idónea y convencida y permanentemente entusiasmada con su tema.
  • Talento Humano: Algo muy difícil en los tiempos actuales. Contar con el recurso humano necesario para llevar a cabo los objetivos trazados, de acuerdo con los lineamientos establecidos en el Programa. Entiéndase por necesario no sólo la cantidad sino la calidad de dicho recurso humano. Calidad que contempla, además de su conocimiento técnico científico, el lleno pleno de sus satisfactores de bienestar; es decir, un recurso humano bien remunerado, con acceso a los beneficios de la protección social, al descanso y a la recreación. Con estas características, es difícil que un equipo de trabajo sólo labore por cumplir con unos términos de referencia o unas funciones establecidas para un cargo. Ha de ser un equipo que encuentra satisfacción en lo que hace. Además, si están siendo exitosos, hay que darles continuidad. La excesiva rotación del personal atenta contra la calidad de los productos. 
  • Recursos: Garantizar los aspectos logísticos y de sostenibilidad de un programa o de un proyecto son la cuarta variable que denota la voluntad política frente a un problema de salud pública. Estos recursos deben estar muy bien identificados y, adicionalmente, deben dar muestra de crecimiento en el tiempo, dentro de un lógico mejoramiento de procesos.
Otra variable a tener en cuenta para la construcción de indicadores de protección de logros podría ser la del monitoreo a mediano plazo. Regularmente se formulan y se ejecutan proyectos sin contar con programas e incluso sin voluntad política, quizá por falta de gobernabilidad. Especialmente en estos casos, sería muy pertinente incluir en los proyectos algunos recursos remanentes para el seguimiento de las acciones de los proyectos en dos o tres momentos en el tiempo a posteriori, bien sea a los 6 y a los 12 meses o a los 6, 12 y 18 meses después de haber concluido dicho proyecto. Este seguimiento permitiría dar un segundo impulso a un proceso que las autoridades y/o las comunidades ya han tomado por sus propios medios. O permitiría retomar o reformular un nuevo proyecto para evitar el retroceso de logros alcanzados frente a incapacidades gubernamentales o de organizaciones comunitarias. O permitiría identificar nuevas necesidades frente a nuevos retos o amenazas en salud pública (cerrando así los tres círculos básicos enlazados).

Una tercera variable está encaminada hacia la gestión del conocimiento. En la medida en que un proyecto o programa está dando resultados y las comunidades emiten subjetivamente su complacencia frente al mejoramiento de sus condiciones de salud debido a las acciones de dicho programa o proyecto, debemos encontrar el sustento técnico u objetivo de dichas apreciaciones. Por ejemplo, la vinculación de la academia en el desarrollo de investigaciones frente a los logros obtenidos; el establecimiento y mantenimiento de indicadores de salud ante la problemática intervenida, en los cuales se demuestren impactos tangibles.

Expongo aquí apenas tres variables sobre las cuales se deben construir indicadores de protección de logros a ser incluidos en los proyectos de intervención para la protección y el mejoramiento de la salud de las comunidades. Pero no son las únicas… existen amenazas tales como las catástrofes, los conflictos armados internos, disrupción social, seguridad, entre otras, que también habría que incluirlas según los contextos, y sobre las cuales habría también que elaborar indicadores que nos permitan lanzar la alerta para actuar en beneficio de la protección de los logros alcanzados.


(1) Discurso de toma de posesión de la Dra. Mirta Roses Periago como Directora de la Organización Panamericana de la Salud, febrero 1 de 2008, disponible en http://www.paho.org/Spanish/D/D_InaugSpeech_F08_spa.htm, consultado el 15/12/2010

(2) Boletín Epidemiológico de la Organización Panamericana de la Salud, Vol. 26, Nº 1, Marzo, 2005, disponible en http://www.paho.org/spanish/dd/ais/EB_v26n1.pdf, consultado el 15/12/2010

(3) Roses, M.: Invertir en salud para proteger los logros, Blog de la Directora de la OPS/OMS, Washington, marzo, 2009, disponible en http://66.101.212.220/mirtaroses/index.php?id=79, consultado el 15/12/2010
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