(78) EQUIPOS DE RESPUESTA INMEDIATA ANTE EMERGENCIAS DE SALUD PÚBLICA Y DESASTRES / Rodrigo Restrepo G

. 31 de julio de 2011
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Los primeros documentos conocidos que esbozan un proceso de respuesta o apoyo a la respuesta del sector de la salud frente a una situación de emergencia datan del año 1755, cuando el Rey Jorge II de Inglaterra solicitó al Parlamento la conformación y envío de un equipo humano especializado para responder ante un terremoto sucedido en Lisboa. No obstante, la imagen más clara que tenemos de equipos de respuesta inmediata las vemos en los organismos de socorro, quienes, ante una situación adversa, acuden en virtud de sus mandatos, vale decir, el movimiento internacional de la Cruz Roja, los Cuerpos de Bomberos, las Organizaciones de Defensa Civil o Protección Civil, entre otros.

Hay otras clases de equipos de apoyo a la respuesta, de tipo operativos, como lo son las Unidades de Intervención de Urgencia (ERU, por sus siglas en inglés) de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, cuyo mandato está más relacionado con la intervención operativa cuando los servicios locales son incapaces de hacer frente a la situación de emergencia y cuando la delegación de la Federación o la Sociedad de la Cruz Roja o la Media Luna Roja del país afectado no pueden responder por sí mismas.

Como vemos, existen diversos tipos de Equipos de Respuesta Inmediata, según los sectores, que van a reforzar el accionar operativo o administrativo o de coordinación o mixto frente a una emergencia o desastre. Es así como tenemos Equipos de Respuesta Inmediata del subsector eléctrico, del subsector de viviendas, de subsector de servicios públicos, entre otros, quienes apoyan las acciones de respuesta frente a emergencias o desastres, según sus mandatos.

En el sector de la salud hay un par de situaciones que tienen un impacto directo sobre la salud de las comunidades: las emergencias epidemiológicas, responsables de brotes y epidemias, y los desastres, responsables del aumento inusitado de muertes y lesiones personales, pero según el tipo de evento y las condiciones sanitarias preexistentes a dicho evento, repercuten también sobre el comportamiento de ciertas enfermedades, tanto las infecciosas, las no infecciosas, como las de tipo social.

Para ambos tipos de situaciones siempre es pertinente que las autoridades sanitarias del nivel territorial intermedio y del nivel nacional se encuentren preparadas y organizadas para brindar el apoyo al nivel territorial local más próximo al lugar del evento adverso, el cual podrá requerirlo, según el tipo y la magnitud del evento adverso.

Este apoyo será orientado según la situación: Si se trata de una emergencia en salud pública, el Equipo de Respuesta Inmediata tendrá la función de apoyar la respuesta local, desde la investigación de campo, pasando por los apoyos relacionados con medios de cultivo, recolección de muestras, materiales, métodos, análisis de la situación (unidad de análisis), y todo lo relacionado con la vigilancia y el control epidemiológico.

Para el caso de un desastre, el Equipo de Respuesta Inmediata del nivel intermedio o nacional tendrá la función primordial de realizar una Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades para el sector de la salud, en especial en lo relacionado con la capacidad de respuesta para la atención hospitalaria y prehospitalaria de víctimas y afectados; lo relacionado con el saneamiento básico y la garantía de la potabilidad del agua de consumo y de la inocuidad de los alimentos; así como de la vigilancia epidemiológica frente a los riesgos potenciados por los cambios que la emergencia o el desastre haya dejado en la habitabilidad o el medio ambiente. Adicionalmente, el Equipo de Respuesta Inmediata podrá brindar la asistencia técnica para la puesta en marcha de las diferentes estrategias de promoción de la salud y de prevención de las enfermedades, necesarias para apoyar el control epidemiológico en la zona afectada.

Para cualquiera de las dos situaciones, el Equipo de Respuesta Inmediata del nivel intermedio o del nacional no sólo interviene para concurrir con asistencia técnica para el mejoramiento de las capacidades locales, sino que, eventualmente, incluirá acciones operativas si la capacidad de respuesta del nivel local más cercano al sitio del evento es insuficiente. No obstante lo anterior, deberá primar la responsabilidad local y el fortalecimiento de sus capacidades para responder a la situación crítica, por lo cual la autoridad sanitaria del nivel intermedio o el nacional evitarán asumir acciones que son competencia de los niveles locales.

El éxito de las acciones que desarrolle el Equipo de Respuesta Inmediata ante situaciones de brotes, epidemias o desastres va a depender de la organización anticipada, con protocolos previamente concertados y validados, con instrumentos útiles para la recolección de información y con los medios e instrumentos logísticos necesarios y pertinentes para el desarrollo de sus labores. La clave está en los preparativos y la voluntad política para la adopción y adaptación de esta estrategia útil y eficaz para el fortalecimiento de la respuesta local frente a eventos adversos para la salud de las comunidades.

Y finalizado el acmé de la respuesta, no se debe omitir la evaluación de las acciones realizadas, no sólo para identificar las lecciones aprendidas y los aspectos por mejorar, sino para transferir esos aprendizajes a los niveles subnacionales o subterritoriales, en procura de su fortalecimiento.

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