(24) SALUD MENTAL EN EVENTOS ADVERSOS / Rodrigo Restrepo G

. 26 de noviembre de 2007

Niña habitante del Barrio Brasilia, Quindío (Colombia), luego del terremoto de 1999

En algún momento hemos vivido situaciones de crisis que de una u otra manera hemos tenido que afrontar: ser víctima de un delito menor, perder el empleo, perder una relación sentimental, perder un ser querido, son apenas ejemplos que nos han podido tocar de manera directa o indirecta ante una realidad inesperada y que, sin duda, ha demandado una respuesta de confrontación.

Esta respuesta, que es muy personal y que depende de factores externos e internos, tiene una tendencia en cada individuo que hace parte de su identidad. Hay personas que se paralizan, otras actúan de manera “inapropiada”; unos gritan, otros lloran, otros se ríen. Siempre habrá una respuesta.

¿Cuál es la respuesta más “apropiada”?
No hay una respuesta mejor o peor que otra. Cada una tiene sus fortalezas y sus debilidades. Lo importante es que existe una reacción. Lo que la hace apropiada o inapropiada depende de la conciencia que tengamos de nuestra propia respuesta y la manera como, en virtud de nuestro conocimiento, podamos transformar la debilidad que representa un tipo de respuesta y transformarla aprovechando las fortalezas.

No obstante lo anterior, existen situaciones extremas, desde la sensación del movimiento telúrico y sus réplicas, una alerta de tsunami o de erupción volcánica, ser víctima/sobreviviente de una inundación; pasando por eventos antrópicos tales como sufrir una amenaza de muerte, una orden perentoria de desalojo, un desplazamiento forzado, un atentado terrorista… En tales situaciones y, en especial, en el post-evento, los efectos en la salud mental son extremadamente complejos y, en su complejidad, requieren una atención tan relevante como lo es la atención en salud, agua, saneamiento, alojamiento, alimentación, entre otros.

La atención de la salud mental post-desastre no es un capítulo vedado o exclusivo de los especialistas. Los rescatistas, por ejemplo, deben recibir capacitación en primeros auxilios psicológicos, no solo para brindarlo a las víctimas del desastre que atienden sino para también poder brindarse mutuamente con sus compañeros los ejercicios que les permiten liberar sus tensiones y continuar con su labor.

Este es un tema que debe abordarse de manera integral en todos los clusters o sectores de la respuesta humanitaria. Al menos, en desastres producidos por eventos de la naturaleza, se tiene un patrón aproximado de respuesta psicológica, individual o colectiva, que inicia por saber qué ha sido de nuestros seres queridos y vecinos más cercanos, una clásica evaluación de daños. Luego hay una fase heroica y de solidaridad. Puede seguir una fase de “luna de miel” con la respuesta que vienen recibiendo por parte de las autoridades. Pero le sigue, después de un tiempo variable, una fase de desilusión, para luego afrontar la reconstrucción.

En general, en desastres por causa de la naturaleza, las reacciones psicológicas podrán ser la adaptación o la inadaptación. Y en este último caso, casi siempre se puede evitar o tratar. Quiere decir que en la medida en que el tema haga parte de los planes de preparativos para situaciones de desastre, se podrá tener la certeza de que la población tendrá un punto más a favor en el cometido de la reducción de la vulnerabilidad y el fortalecimiento de la resiliencia.

La aflicción, la ansiedad, la depresión, el abuso de alcohol y de otras drogas y el estrés post-traumático son apenas una categoría de los efectos directos en la salud mental que se entretejen con las consecuencias de los efectos físicos y los socioeconómicos del evento adverso. Pero además, la magnitud y tipo de evento adverso le imprimen mayor complejidad, tanto al efecto psicológico como al abordaje y tipo de tratamiento.

Todavía hay mucho por aprender, pero ya hay mucho avanzado. Los vacíos de conocimiento deben ser abordados mediante investigaciones serias, lideradas por asociaciones de profesionales en el ramo, por la academia, y con el apoyo técnico de las áreas respectivas de las autoridades de salud, en un marco de integralidad y transversalidad.

Lecturas recomendadas:
Biblioteca Virtual de Desastres: Cerca de 30 documentos (al momento de este ensayo), disponibles en
http://helid.desastres.net/?e=p-000who--000--1-0--010---4-----0--0-10l--11es-5000---50-about-0---01131-001-110utfZz-8-0-0&a=d&c=who&cl=CL1&cl=CL1.11

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dr. Rodrigo:
En desastres naturales es importante reflexionar sobre las medidas de prevención para actuar en momentos críticos, tratando de no ocasionar más daños de los ocasionados per se.
Casi siempre se observa a todo nivel (comunidad- estado) que post desastre inmediato es de solidaridad, acompañamiento pero después esto se va diluyendo y queda un olvido dejando a las víctimas sin apoyo y no hay estudios que muestren los grados de superación o de desintegración social de esas víctimas.
Además queda mucha gente tan afectada que permanecen pidiendo limosnas el resto de su vida.
Es cierto, todavía nos queda mucho por aprender, pero en eso estamos.

Giramundo dijo...

Gracias por su comentario Alfredo.
Es muy cierto. Un desastre se olvida inmediatamente que ocurre uno nuevo en otra latitud, pues los medios de comunicación colocan su enfoque en ese nuevo escenario. Si le hacen seguimiento a la situación de Perú (http://www.disaster-info.net/PED-Sudamerica/peru_emergencias.htm) se darán cuenta que los efectos del terremoto aún persisten 4 meses después. En lo relacionado con la Salud Mental, se están implementando procesos y programas (ver el informe de Noviembre 22 y anteriores).
Feliz Navidad y Próspero 2008.