(49) ALERTAS CON LA PANDEMIA / Rodrigo Restrepo G

. 30 de abril de 2009


Se metió la que esperábamos, pero su origen es diferente. Y aunque muchos no lo sabían, el sector de la salud se ha venido preparando para enfrentar una emergencia de tipo epidemiológico. Los países han venido trabajando desde hace más de tres años en preparativos y planes de contingencia para una probable pandemia por Influenza de origen aviar, siguiendo lineamientos de la Organización Mundial de la Salud y de la Organización Panamericana de la Salud. De hecho, ya habíamos superado las fases 1 y 2 y nos encontrábamos en fase 3, en virtud de que ya habíamos tenido casos aislados de Influenza Aviar en humanos.

Pero nos resultó un nuevo subtipo de virus de la Influenza A, concretamente el H1N1, que según los análisis realizados por los Centros de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), tiene proteínas de origen aviar, porcino y humano. Esto quiere decir que no podrá llamársele Influenza aviar, ni porcina, ni estacional, y habrá que estudiar "en caliente" su historia natural, pues se desconoce cuál va a ser su comportamiento, su potencial de infección, su capacidad de expansión, su letalidad, entre otros.

Lo que sí sabemos es que se trata de una Influenza procedente de una nueva cepa o subtipo, de la cual se puede intervenir para reducir su impacto social, laboral y sobre la salud pública. En esta situación, las medidas de prevención y control deberán orientarse mayormente a las intervenciones no farmacológicas, las cuales pueden reducir en un amplio porcentaje su potencial de infección. Estas medidas tienen que ir de la mano de la comunicación social, pues implican todo un cambio cultural que, esperamos sea bien interiorizado por parte de las comunidades.

Lo primero será saber identificar los casos sugestivos de tratarse de la Influenza A nuevo subtipo (H1N1). En ello será fundamental el trabajo de los sistemas de vigilancia epidemiológica, cuyos técnicos deberán concertar de manera oportuna y eficiente la definición de caso y estar muy atentos con la dinámica del curso de la epidemia, pues dicha definición irá cambiando de acuerdo con ésta dinámica.

Las medidas claves para la comunidad: autoaislamiento al reconocer los síntomas, manejo sintomático de la fiebre y el malestar; reconocer los signos de alarma o de agravamiento de los casos en el hogar, a fin de buscar consulta urgente; implementar las barreras físicas al virus con el lavado constante de manos y el uso correcto de mascarillas.

Otras medidas a implementar irán encaminadas a la reducción de oportunidades para el contagio, en especial en lo relacionado con el hacinamiento. En algún momento se pensará en cierre de escuelas, suspensión de espectáculos públicos, reducción o cancelación de reuniones, entre otros; es decir, evitar que las personas se encuentren a distancia inferior a un metro, una de otra. Igual habrá de hacerse en las instituciones de atención en salud, donde los planes de contingencia tendrán que contemplar el aislamiento de los pacientes que requieran hospitalización y la conservación de las medidas de protección personal para los trabajadores de salud que atenderán los casos.

Se fortalece en esta oportunidad el concepto y la necesidad de tener Hospitales Seguros, pues habrá que reorganizar los servicios y ampliar la atención a las personas con síntomas respiratorios sin dejar de pretar los servicios esenciales, y la institución deberá funcionar a la máxima capacidad cuando en algún momento se incremente la demanda de atenciones.

Finalmente, se debe saber que una pandemia se presenta por oleadas. En el pasado, una primera oleada ha durado hasta 12 semanas, seguida de un silencio epidemiológico de 6 a 10 meses. Una segunda oleada ha sido más fuerte en número de enfermos y muertos. Se han presentado hasta 3 oleadas en el lapso de 2 a 3 años. Quiere decir que, aunque es un nuevo virus y no sabemos cuál será su comportamiento, no se deberá bajar la guardia cuando disminuya el número de casos o, incluso, no surjan nuevos casos. Será el momento para evaluar lo hecho y para implementar correctivos, fortalecer el proceso de vigilancia epidemiológica y ajustar los planes de contingencia institucionales en los diferentes sectores y líneas vitales, pero en particular en las Instituciones de Atención en Salud.
Mayor información, actualizada diariamente:
  1. Página de la Oficina Central de la OPS-OMS, aquí.
  2. Página de la OMS, aquí.
  3. Página de los CDC, aquí.
  4. Página de la OPS-OMS en Colombia, aquí.
  5. Página del Ministerio de la Protección Social, Colombia, aquí.
  6. Página del Instituto Nacional de Salud, Colombia, aquí.
  7. Nuestro Curso Virtual sobre Influenza A (H1N1), aquí.


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