(73) PROBABILIDAD DE TSUNAMI EN EL CARIBE COLOMBIANO / Rodrigo Restrepo G

. 16 de marzo de 2011
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"Cuando arda el rancho de tu vecino, mira para dentro del tuyo"
Del refranero popular colombiano

El enjambre de terremotos y tsunamis sucedidos esta semana en Japón ha suscitado el interés de conocer hasta dónde se puede presentar una situación similar en nuestro caribe colombiano.

Luego del sismo de magnitud 4,4 con epicentro a sólo 26,6 km al noreste de Barranquilla, del 2 de mayo de 2006, tuve la oportunidad de compartir con Grupo de Estudio de Desastres de Barranquilla - GDB, una presentación en la cual se modelaba la probabilidad de un tsunami en nuestras costas caribes, con base en dos hipótesis muy probables y creibles: 

La primera, tomando como referencia el tsunami de fuente cercana ocurrido frente a Panamá en 1886, el cual presenta una orientación relativamente favorable hacia nuestro caribe. Según el modelamiento hecho con simuladores, la primera ola de este evento llegaría a las costas de Cartagena, donde existe un mareógrafo de monitoreo, en un tiempo aproximado de 40 minutos y produciría una ola apenas superior a los 20 centímetros.

La segunda toma como referencia el sismo de 1843 de fuente lejana, en el área de las Antillas Menores, cerca de la isla Antingua. Según esta hipótesis, el mareógrafo de Cartagena presentaría registros importantes luego de 2 horas y media de sucedido el sismo, con incremento del oleaje en 40 centímetros en promedio.

No obstante los resultados obtenidos, los cuales obedecen a simulaciones y probabilidades con sustento en los antecedentes históricos, es conveniente tener en cuenta que el proceso de cambio climático viene mostrando comportamientos extremos en las últimas tres décadas en relación con los eventos de la naturaleza potencialmente generadores de desastres, hasta el punto que se hace necesario un proceso de reingeniería y de revisión de estándares.

El contexto de los eventos recientes en Japón, que indudablemente corresponden a sucesos mixtos: terremotos (aún activos al momento de escribir este documento), tsunamis, desastre antrópico de tipo tecnológico (plantas nucleares generadoras de energía) y activación volcánica, nos permiten definir esta situación como un Desastre Complejo, donde probablemente la llegada de la ayuda humanitaria y su sostenibilidad va a ser muy dificil y la recuperación va a tomar muchos años, esfuerzos, recursos y solidaridad internacional. Esta solidaridad deberá concientizarnos en la necesidad de incrementar la gestión del riesgo en nuestros países, por ejemplo, evaluando el beneficio de la generación de energía mediante plantas nucleares, frente al riesgo de que éstas transformen un desastre simple en un desastre complejo.

Mientras tanto, se hace necesario y pertinente el fortalecimiento de los Planes Territoriales de Gestión del Riesgo, lo más integrales posibles, con la participación de todos los involucrados incluyendo a la comunidad organizada y con la designación de los recursos necesarios para su ejecución.


Lecturas recomendadas:
Entrevista a Bernardo Aliaga - Radio ONU by giramvndo
  

(72) EL EMPRENDIMIENTO EMPRESARIAL EN COMUNIDADES DE ALTO RIESGO, UNA ALTERNATIVA DE SALUD PÚBLICA INTEGRAL / Alejandro Vargas Gutiérrez

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"...Quédese tranquilo doctor, mándeme el medicamento del bueno, no importa que sea más caro y no esté en el POS que yo lo puedo pagar, lo importante es que mi niña se alivie rápido"
Testimonio de un campesino y emprendedor del Municipio de Girardota (Ant) durante consulta externa con su hija de tres años. Febrero de 2011.


Capítulo 1. Gente pobre, gente enferma


Sin lugar a dudas, Robert Evans acertó en su documento sobre las razones para que una comunidad estuviera sana y otra no, al argumentar que es definitiva la jerarquía social y las condiciones socio económicas como determinantes fundamentales del proceso salud-enfermedad. Sobre el tema, ya Lalonde y Dever habían tratado de explicar los determinantes de la salud en las personas y comunidades por medio del factor hereditario, el estilo de vida de las personas, el acceso a los servicios de salud y el medio ambiente que los rodea. Evans sabe, como todo epidemiólogo, que el determinante denominado “condición socio-económica” hace más llevadera cualquier dolencia o enfermedad si se vive en medio de comodidades económicas que sin ellas.

Es más, en nuestro continente, la pobreza está directamente relacionada con un bajo nivel educativo y estos factores sumados favorecen los problemas reales de Salud Pública más frecuentes en nuestro medio, como la desnutrición, la tuberculosis, las infecciones dermatológicas, la caries dental, la gingivitis, el embarazo no planificado a temprana edad, la muerte materna y perinatal, el cáncer de cuello uterino y otras más. Es decir, la pobreza y la enfermedad suelen ir muy bien acompañadas.

Por eso, cuando desde el interior de un Sistema General de Seguridad Social en Salud como el de nuestro país (Colombia), se ofreció una cobertura “universal” para la salud y se distribuyeron carnés para todos y todas, la población más vulnerable aprovechó el más mínimo síntoma de enfermedad para utilizar su nuevo carné, acudir a los servicios de salud y de paso, sentirse menos pobre, pues en calidad de paciente afiliado al Régimen Subsidiado, un paciente adquiere visibilidad ante el Estado y la sociedad. En pocas palabras, un carné de salud del Régimen Subsidiado es como tener un tiquete gratuito para entrar a cine, sólo que durante el viaje no se incluyen algunos derechos o valores agregados como las palomitas de maíz y gaseosa (en el caso del Sistema de Salud los medicamentos de alto costo y los procedimientos complejos aprobados suelen ser una excepción).

Por eso, todos los que reciben carné, terminan usándolo (a veces en exceso) y ante la gran deuda social acumulada que presenta la población más pobre, es casi obvio que las enfermedades de alto costo suelen aparecer pronto y claro está, desequilibran al débil Sistema de Salud y Seguridad Social.

¿Cómo equilibrar el Sistema de Seguridad Social en Salud para evitar crisis del mismo y para garantizar mayor calidad de vida a los habitantes de una comunidad?

Pues tal como se menciona en el título de esta obra: ¡El Emprendimiento Empresarial es la clave!

Es fundamental que en este punto, retomemos la idea de la pobreza y el bajo nivel educativo como determinantes de salud muy cercanos, los cuales a su vez favorecen el ciclo de la enfermedad en una comunidad y pueden llegar a causar hasta la muerte. Por ello, la enfermedad en poblaciones muy pobres sólo se puede controlar adecuadamente cuando la educación, el empleo digno y la innovación están integradas con la atención en salud en la misma comunidad.

Dicho esto, hay una clave esencial para favorecer que una comunidad integre estos elementos. Esta mixtura positiva de elementos que previenen la enfermedad, potencian la salud e impulsan el desarrollo sostenible se denomina Emprendimiento Empresarial.

Lecturas recomendadas:

(71) LA GESTIÓN DEL RIESGO EN LOS HOSPITALES / Rodrigo Restrepo G

. 27 de febrero de 2011
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En todas las capacitaciones que brindamos a los funcionarios de las instituciones prestadoras de servicios de salud relacionadas con la reducción de riesgos frente a desastres, se hace énfasis en que la base de las acciones que se realicen deben enmarcarse dentro de lo que denominamos "Hospitales Seguros", que no es otra cosa que la estrategia propuesta por la Organización Panamericana de la Salud (2008-2010) y la Organización Mundial de la Salud (2008-2010) y adoptada por la Estrategia Internacional para la Reducción de los Desastres (2008-2009) y por el Ministerio de la Protección Social (2009) para aportar a uno de los once objetivos de la salud pública, como lo es, la reducción del impacto de las emergencias y los desastres en la salud de las comunidades (FESP).

Hospitales Seguros es la base de la gestión de riesgos frente a desastres en los centros de atención sanitaria en virtud de sus componentes que contemplan la evaluación estructural, no estructural y funcional de la institución a través de una serie de variables que nos permiten determinar un indicador de la seguridad de estas instituciones frente a los diversos tipos de amenazas, que conjugadas con las vulnerabilidades internas nos va a decir qué tanto es el riesgo para los funcionarios, usuarios y visitantes del hospital si se llegase a presentar un evento adverso, llámese emergencia o desastre.

La gestión del riesgo de desastres, que es el conjunto de políticas, instrumentos y medidas orientadas a reducir los efectos negativos de los eventos adversos, comprende una serie de acciones que se deben adelantar en todos los momentos de los desastres; es decir, desde el antes (acciones de prevención, preparativos y obras de mitigación), el durante (la atención propia de la emergencia o desastre) y el después (acciones de recuperación, constituidas por la rehabilitación y la reconstrucción), teniendo como objetivo y clave de éxito la articulación de las diferentes intervenciones en el marco de un proceso de desarrollo sostenible, lo que necesariamente va producir un impacto cada vez menor de los desastres sobre las comunidades.



La gestión del riesgo de desastres en el ámbito hospitalario va mucho más allá de la constitución del Comité Hospitalario de Emergencias o Comité Operativo de Emergencias, y más allá de la elaboración de un Plan Hospitalario para la Respuesta a Emergencias y Desastres. Implica la visión integral y articulada de acciones encaminadas a la prevención de efectos nocivos dentro del hospital, haya o no una emergencia o desastre. Implica el diseño y ejecución de protocolos de actuación ante situaciones de crisis, a la máxima capacidad y, en la medida de lo posible, dentro del ámbito hospitalario. Implica la formulación de políticas internas en busca de una filosofía o estilo de vida institucional fuertemente ligado a la prevención y a la calidad.

Implica también el estudio exhaustivo de las diversas amenazas posibles, probables o inminentes; el estudio exhaustivo de las diferentes vulnerabilidades y la ponderación del riesgo institucional frente a cada una de las amenazas identificadas.

También comprende la elaboración de un diagnóstico de sus existencias de recursos frente a las amenazas, así como la organización operativa para responder a dicha amenaza con una autonomía no inferior a las 72 horas después del suceso.

Pero también implica la capacidad de rehabilitar en el menor tiempo posible aquellos servicios que hayan sido afectados por el evento adverso y que son vitales para la atención, así como la gestión de recursos para la reconstrucción de aquellos servicios que hayan sido altamente afectados y cuya rehabilitación no es posible en el corto plazo.

Finalmente, no olvidar que en el sector de la salud se debe mantener el espíritu investigador en procura de las más eficaces y eficientes metodologías para afrontar los problemas de salud pública. El hospital también puede incluir en su gestión del riesgo frente a desastres, procesos de investigación o de gestión del conocimiento relativos a la reducción de riesgos en desastres.

Todas aquellas necesidades detectadas en los procesos y acciones realizados en la fase del antes del desastre deben acompañarse de proyectos de intervención para reducir las vulnerabilidades funcionales, estructurales o no estructurales detectadas. La falta de recursos nunca será excusa válida para el mejoramiento del índice de seguridad hospitalaria. Esgrimirla sólo será la demostración de falta de gestión y de visión del cuerpo directivo, pues las facilidades están expeditas a través de las normas ministeriales y el apoyo nacional e internacional.

Lecturas recomendadas:

  • Portal Hospitales Seguros frente a Desastres, OPS, accesible en: http://safehospitals.info/, consultado el 27-02-2011
  • Portal del Índice de Seguridad Hospitalaria, OPS-OMS, accesible en: http://bit.ly/ISH-ops, consultado el 27-02-2011
  • Portal de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres en Las Américas, EIRD, accesible en: http://eird.org/, consultado el 27-02-2011
  • Resolución 976 de 2009, Ministerio de la Protección Social, Colombia. Acoge la Iniciativa Global "Hospital Seguro frente a Desastres", como programa nacional para la reducción del riesgo ante desastres en el sector de la salud. Disponible en: http://bit.ly/Res976-09, consultada el 27-02-2011
  • Más sobre las Funciones Esenciales de la Salud Pública, en: http://bit.ly/9CX7RI

(70) LA GESTIÓN DEL RIESGO COMO INSTRUMENTO PARA ALCANZAR LOS ODM / Rodrigo Restrepo G

. 26 de enero de 2011
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Comparto una publicación fechada en septiembre de 2010 (ISBN 978-92-9142-461-0), de la Unión Interparlamentaria y la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas:

Título: "Reducción de Riesgo de Desastres: un instrumento para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio".

Es un Kit de cabildeo para facilitar la labor de los parlamentarios para desempeñar una activa función de vigilancia en la construcción de resiliencia de sus naciones y comunidades ante los desastres, con el propósito de acelerar el progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Su contenido:

Prólogo
Agradecimientos
Introducción
ODM 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre
ODM 2: Lograr la enseñanza primaria universal
ODM 3: Fomentar la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer
ODM 4, 5 y 6: Reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna y combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
ODM 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
ODM 8: Fomentar una alianza mundial para el desarrollo
Referencias
Anexos

Se encuentra disponible en:


(69) DE LOS PREPARATIVOS PARA DESASTRES / Rodrigo Restrepo G

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Culminó el 2010, año que dejó las cifras más altas de afectados, damnificados y daños ambientales por eventos catastróficos alrededor del mundo desde que se conocen registros, lo cual se constituye en un indicador más de referencia en relación con el manejo poco integral de la Gestión del Riesgo.

Es apenas una muestra más de la necesidad de corregir el paradigma de la inversión en la gestión del riesgo, enfocando y ejecutando el mayor porcentaje de los recursos en la prevención, los preparativos y la mitigación, para que la inversión en el post-desastre sea mucho menor. Esto es lo más apropiado desde el punto de vista de las políticas públicas, pues a mayor inversión antes del desastre, menor gasto y más fácil reconstrucción después del desastre.

No obstante lo anterior, también es pertinente destinar recursos para la investigación y la reformulación de estándares, pues en lo que se refiere al régimen de lluvias, no sabemos si éste regrese a los niveles que teníamos unos años atrás, cuando apenas sí se hablaba de cambio climático y de los fenómenos del pacífico.

Mientras las autoridades pertinentes toman las decisiones requeridas, ojalá sin que medie ningún tipo de tratado o compromiso internacional sino por convicción de la conciencia colectiva, al común de los seres humanos nos queda prepararnos y organizarnos para reducir nuestra vulnerabilidad.


(68) QUÉ HACER DESPUÉS DE LAS INUNDACIONES DESDE EL SECTOR DE LA SALUD / Rodrigo Restrepo G

. 22 de diciembre de 2010
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No es necesario contextualizar, pues los medios han sido lo suficientemente amplios en la información relacionada con los efectos de la temporada invernal en Colombia al finalizar el 2010. Basta con decir que, al momento de esta publicación, han sido 28 de los 32 departamentos las entidades territoriales afectadas, en su mayoría por inundaciones y otro número importante afectados por deslizamientos, lo cual ha provocado desplazamiento masivo de las poblaciones.

Es difícil prever desde el punto de vista de la gestión del riesgo si estos efectos se hubiesen podido prevenir; no obstante, para algunos de ellos probablemente la respuesta sea afirmativa. Pero lo que sigue va en tres sentidos, debidamente precedidos de procesos de evaluación de daños y análisis de necesidades mediante equipos multidisciplinarios de respuesta inmediata.

El primero de ellos tiene que ver con la respuesta inmediata a la adversidad, con ayuda humanitaria de emergencia, representada en techo, abrigo, alimentación, agua y saneamiento y atención integral en salud. Para todas estas variables existen estándares mínimos humanitarios, a fin de que dichas respuestas no sean inferiores a las necesidades. El sector de la salud actuará en este período contribuyendo con la conservación de los aspectos sanitarios pertinentes para los alojamientos temporales, en especial en lo relacionado con la reducción del hacinamiento, la disposición adecuada de desecho sólidos, líquidos y excretas; la calidad del agua de consumo humano; el adecuado almacenamiento y manipulación de los alimentos y la disposición de servicios de atención en salud, no sólo de la enfermedad física, mental o psicosocial sino de los programas de promoción de la salud y de prevención de la enfermedad.

En una segunda fase se debe actuar en dos sentidos: la rehabilitación de los servicios vitales que son necesarios para la subsistencia de los seres afectados por el evento adverso: energía eléctrica, vías de comunicación, medios de comunicación (telefonía, Internet), fuentes de energía (gas, combustible), acueducto y alcantarillado. Por otra parte, en lo que al sector de la salud se refiere, se deben establecer procesos de rehabilitación de los servicios básicos de salud que hayan sido afectados por la catástrofe, en especial los servicios de urgencias y toda la red de respuesta asociada (laboratorios, quirófanos, servicios farmacéuticos, entre otros).

Un segundo aspecto en esta segunda fase es el de la reconstrucción. Para el caso de inundaciones, muchas comunidades retornarán a sus viviendas una vez las aguas vuelvan a sus cauces. Es aquí donde se requerirán mayores recursos económicos de apoyo, especialmente para evitar la reconstrucción de vulnerabilidades. En salud, obviamente que el reforzamiento estructural, no estructural y funcional de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud será la línea a seguir.

Para las autoridades sanitarias, tanto durante la fase de respuesta como en la de rehabilitación-reconstrucción, se debe fortalecer el sistema de información y de vigilancia epidemiológica para mantener el seguimiento de aquellas enfermedades trazadoras según el tipo y magnitud del evento adverso. Incluir aquí la implementación de la vigilancia epidemiológica de base comunitaria.

Y la tercera fase no es otra que la de la preparación para el próximo evento adverso. No es para descansar sino para evaluar lo sucedido, identificar las necesidades de fortalecimiento institucional, de los planes hospitalarios para emergencias, de todos aquellos aspectos que requieren capacitación, replanteamientos funcionales y pruebas mediante simulaciones y simulacros.

Esta tercera fase es inevitable. No se puede omitir. Es la manera en que las comunidades y las instituciones demuestran que la adversidad es la oportunidad para el desarrollo. Aquí se incluyen las obras de mitigación necesarias para que, si se repitiese el fenómeno natural que originó el desastre, los daños no se vuelvan a presentar, o si se presentan, sean del menor impacto posible sobre las comunidades.



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(67) CÓMO PROTEGER LOS LOGROS DE LOS PROYECTOS DE SALUD PÚBLICA / Rodrigo Restrepo G

. 15 de diciembre de 2010
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El tema de la protección de los logros obtenidos en el sector de la salud surge de los lineamientos de la Organización Panamericana de la Salud, cuando se estableció el marco común de la cooperación técnica para las Américas durante un proceso de transformación institucional iniciado en 2003. Esto fue reafirmado en el segundo mandato de la Dra. Mirta Roses, quien en su discurso de posesión mencionó los derroteros de la agenda y el plan estratégico para la Región de las Américas, dirigido en tres dimensiones: “Completar la agenda inconclusa, proteger los logros alcanzados y responder a los nuevos desafíos…” (1).

El sentido de estos lineamientos es el de cerrar la agenda inconclusa frente a la reducción o eliminación de enfermedades como la rabia, el VIH-SIDA o la problemática de la mortalidad materna e infantil (La salud en los ODM); proteger logros alcanzados, como en el Programa Ampliado de Inmunizaciones, la erradicación de la poliomielitis, la eliminación del sarampión y la rubeola, el mantenimiento de los sistemas de vigilancia e información en salud, entre otros. Y afrontar los nuevos retos se refiere a las problemáticas de la epidemiología social en virtud de las nuevas situaciones de la salud, siendo capaces a anticiparse a ellas, tales como los brotes epidémicos [SARS, Influenza A (H1N1/09), cólera (Haití 2010)], los trastornos psicosociales de las emergencias humanitarias, entre otros (2).

Es perentorio, casi un mandato, en especial en el contexto de crisis económica mundial, de inequidad y de cambio climático, esta triple dimensión de la agenda de la OPS/OMS para el período 2008-2017. Son tres círculos básicos pero entrelazados. Si cerramos la agenda inconclusa y no la amarramos a estrategias de protección de logros se corre el riesgo del retroceso nefasto en un corto plazo real.

Cómo proteger los logros es la pregunta del millón. Apenas se ha hablado de recursos económicos, lo cual es cierto, pues reducir o anular rubros o incluso no crear rubros nuevos son el mayor error en salud pública (3). Pero esta no es la única variable sobre la cual hay que trabajar la protección de logros en salud. Se deben identificar otras variables y construir indicadores de protección de logros los cuales deben estar incluidos en todos aquellos proyectos formulados para precisamente alcanzar dichos logros.

Intentemos detallar al menos tres de estas variables.

Voluntad política: ¿Qué es la voluntad política? Pienso que es la columna vertebral sobre la cual se deben construir los proyectos de inversión en salud. La voluntad política no es solamente el deseo aprobatorio que uno espera escuchar de una autoridad sanitaria o de un mandatario local o nacional. La debemos medir por la presencia de cuatro componentes poderosos:

  • Políticas públicas: Si no hay políticas públicas en salud frente a una problemática no hay soluciones. La voluntad política se mide en la medida en que dichas autoridades identifican y emiten órdenes encaminadas a la formulación de los actos administrativos pertinentes para la adopción de una estrategia o programa.
  • Programas: Debe existir una estructura mínima, debidamente organizada, mediante la cual se establece la línea de base de la problemática de salud pública, los escenarios probables si no se interviene, y los objetivos, metas, estrategias, actividades e indicadores con los cuales se va a combatir dicha problemática. Este programa debe tener una persona responsable, técnica y administrativamente idónea y convencida y permanentemente entusiasmada con su tema.
  • Talento Humano: Algo muy difícil en los tiempos actuales. Contar con el recurso humano necesario para llevar a cabo los objetivos trazados, de acuerdo con los lineamientos establecidos en el Programa. Entiéndase por necesario no sólo la cantidad sino la calidad de dicho recurso humano. Calidad que contempla, además de su conocimiento técnico científico, el lleno pleno de sus satisfactores de bienestar; es decir, un recurso humano bien remunerado, con acceso a los beneficios de la protección social, al descanso y a la recreación. Con estas características, es difícil que un equipo de trabajo sólo labore por cumplir con unos términos de referencia o unas funciones establecidas para un cargo. Ha de ser un equipo que encuentra satisfacción en lo que hace. Además, si están siendo exitosos, hay que darles continuidad. La excesiva rotación del personal atenta contra la calidad de los productos. 
  • Recursos: Garantizar los aspectos logísticos y de sostenibilidad de un programa o de un proyecto son la cuarta variable que denota la voluntad política frente a un problema de salud pública. Estos recursos deben estar muy bien identificados y, adicionalmente, deben dar muestra de crecimiento en el tiempo, dentro de un lógico mejoramiento de procesos.
Otra variable a tener en cuenta para la construcción de indicadores de protección de logros podría ser la del monitoreo a mediano plazo. Regularmente se formulan y se ejecutan proyectos sin contar con programas e incluso sin voluntad política, quizá por falta de gobernabilidad. Especialmente en estos casos, sería muy pertinente incluir en los proyectos algunos recursos remanentes para el seguimiento de las acciones de los proyectos en dos o tres momentos en el tiempo a posteriori, bien sea a los 6 y a los 12 meses o a los 6, 12 y 18 meses después de haber concluido dicho proyecto. Este seguimiento permitiría dar un segundo impulso a un proceso que las autoridades y/o las comunidades ya han tomado por sus propios medios. O permitiría retomar o reformular un nuevo proyecto para evitar el retroceso de logros alcanzados frente a incapacidades gubernamentales o de organizaciones comunitarias. O permitiría identificar nuevas necesidades frente a nuevos retos o amenazas en salud pública (cerrando así los tres círculos básicos enlazados).

Una tercera variable está encaminada hacia la gestión del conocimiento. En la medida en que un proyecto o programa está dando resultados y las comunidades emiten subjetivamente su complacencia frente al mejoramiento de sus condiciones de salud debido a las acciones de dicho programa o proyecto, debemos encontrar el sustento técnico u objetivo de dichas apreciaciones. Por ejemplo, la vinculación de la academia en el desarrollo de investigaciones frente a los logros obtenidos; el establecimiento y mantenimiento de indicadores de salud ante la problemática intervenida, en los cuales se demuestren impactos tangibles.

Expongo aquí apenas tres variables sobre las cuales se deben construir indicadores de protección de logros a ser incluidos en los proyectos de intervención para la protección y el mejoramiento de la salud de las comunidades. Pero no son las únicas… existen amenazas tales como las catástrofes, los conflictos armados internos, disrupción social, seguridad, entre otras, que también habría que incluirlas según los contextos, y sobre las cuales habría también que elaborar indicadores que nos permitan lanzar la alerta para actuar en beneficio de la protección de los logros alcanzados.


(1) Discurso de toma de posesión de la Dra. Mirta Roses Periago como Directora de la Organización Panamericana de la Salud, febrero 1 de 2008, disponible en http://www.paho.org/Spanish/D/D_InaugSpeech_F08_spa.htm, consultado el 15/12/2010

(2) Boletín Epidemiológico de la Organización Panamericana de la Salud, Vol. 26, Nº 1, Marzo, 2005, disponible en http://www.paho.org/spanish/dd/ais/EB_v26n1.pdf, consultado el 15/12/2010

(3) Roses, M.: Invertir en salud para proteger los logros, Blog de la Directora de la OPS/OMS, Washington, marzo, 2009, disponible en http://66.101.212.220/mirtaroses/index.php?id=79, consultado el 15/12/2010
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